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NADAL, HISTORIA DE UN FENOMENO

¿QUE ES EL FENG SHUI?

TENDENCIAS DE INVIERNO

BUENOS AIRES SIN SECRETOS

EL AMOR EQUIVOCADO

CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

HABLEMOS DE ESTETICA CORPORAL

Su DESTINO en el HOROSCOPO

   
 

Editorial

RESCATE DEL AGRADECIMIENTO

Un amigo nos escribió hace unos meses recordándonos un viejo cuento que suele narrarle a sus amigos cada vez que lo hacen cómplice de sus desventuras, de sus problemas, de sus crisis o de sus cotidianas decepciones. Relata la historia de un docente que toda vez que sus alumnos le planteaban alguna queja respondía con la misma frase: “Deberías estar contento, podría haber sido peor”. Cierta tarde, uno de esos jóvenes le comentó dolorido que debía desprenderse de un objeto que consideraba valioso para saldar una deuda. “No te quejes porque podría haber sido peor. Podrías no tener ni siquiera eso para vender”. Otro muchacho había perdido una pierna en un accidente automovilístico. El maestro lo visitó en el hospital para decirle: “Agradece. Conservaste la vida y, además, podrías haber perdido tus dos piernas”. Cansado de esa postura tan repetida y a menudo irritante, un tercer discípulo lo increpó duramente para contarle su caso: “He soñado lo peor de lo peor. Yo había sido tomado prisionero por un grupo militar en un país remoto acusado de ser espía de una potencia rival. Me llevaron a una cárcel de máxima seguridad y cada hora me sacaban de la celda para someterme a las más crueles torturas. Gritaba que era inocente, pero nadie me escuchaba…” El maestro lo palmeó fraternalmente en la espalda y repitió su muletilla: “Tranquilo, podría haber sido peor”. Exasperado, el muchacho lo desafió: “¡¿Cómo que podía haber sido peor?! ¡Nada podría haber sido peor que mi sueño!” Sonriendo, el profesor no demoró la respuesta: “Podría, seguro que podría. Podría no haber sido un sueño”.
Languidece la buena costumbre de agradecer en proporción directa con el crecimiento de una urgencia furiosa por expresar repudios, reclamos y fastidios. Criticamos sin piedad a quienes nos defraudan, pero no valoramos a quienes nunca lo hacen. A los que nos honran con gestos, palabras y actitudes estimulantes. Denostamos a los dirigentes –cualquiera sea el cargo que ocupen– que nos engañan o degradan, sin ocuparnos de aquellos que trabajan honesta y responsablemente. Aborrecemos el escarnio de quienes nos traicionan –cualquiera sea el grado de afecto que nos vincule con ellos– olvidando a los que nos acompañan leal y francamente en nuestro derrotero cotidiano. Elegimos con marcada frecuencia las reacciones más irreverentes ante el menor agravio y, sin embargo, sepultamos en el olvido la gratitud cuando alguien agasaja nuestro espíritu con respuestas amables. El reconocimiento al respeto y la comprensión, entre otros valores, se eclipsa ante la avalancha incontenible de lamentos y maledicencias que repetimos hasta el hartazgo como si se tratara de un calvario. Nadie deja constancia de un elogio cuando recibe un trato cordial, aunque explota de ira cuando no lo complacen en sus demandas, por más pequeñas que sean. Y si bien es cierto en que no se acreditan méritos excepcionales cuando alguien cumple afanosamente con su tarea, a menudo reconforta al prójimo (y debería reconfortarnos a nosotros) la buena idea de recompensarlo con una señal de agradecimiento. Tengamos la grandeza de agradecer aun lo que podría resultar esperable. En esta línea de reflexión se nos antoja imprescindible recuperar aquellas enseñanzas que recibimos cuando iniciamos nuestra aventura de avanzar en la vida retomando la fórmula infalible de valorar lo que tanta gente –anónima o conocida– ha hecho por nosotros. En los momentos florecientes o en las instancias difíciles. Episodios que, por lo general se diluyen en la nebulosa de los desencantos que suelen ser comparativamente insignificantes, pero que tienden a perpetuarse en nuestra memoria hasta fagocitarlos. Ya sabemos que somos más proclives a la magnificación del lamento que a la ponderación de la alegría, aunque sólo sea una caricia para el corazón. Como sentenciaba Lucio Anneo Séneca: “Es tan grande el placer que se experimenta al encontrar un hombre agradecido que vale la pena arriesgarse a no ser un ingrato”.

                                    
El Director                                     
   
NADAL, HISTORIA DE UN FENOMENO
   

Rafael Nadal Parera nació el 3 de junio de 1986 en Manacor, Mallorca, España. Es sobrino del futbolista Miguel Ángel Nadal. Aunque al principio fue conocido por este hecho, con el tiempo se ha ganado un nombre y se le conoce sólo como tenista. En la final de la Copa Davis 2000, y como premio a sus buenos resultados en las categorías inferiores, Rafael Nadal fue el encargado de portar la bandera española en la presentación de los equipos. Profesional desde 2001, “Rafa” Nadal ganó su primer torneo a los ocho años, en Baleares. Ha batido récords de precocidad en el circuito uno detrás de otro. Quitando a Michael Chang, es el jugador que ingresó antes –a los 17 años– en la selecta lista de los cien mejores tenistas del mundo que elabora la ATP. También detrás de Michael Chang, es el segundo jugador más joven en ganar un torneo Masters Series. Y también, con 17, llegó a la tercera ronda de Wimbledon. Sólo lo había logrado antes Boris Becker. También es el más joven ganador de la Copa Davis con 18 años y 187 días superando al australiano Pat Cash, 18 años y 215 días. Nadal ya era el jugador español más joven en debutar en una eliminatoria de Copa Davis, cuando disputó su primer partido el 6 de febrero de 2004, ante Jiri Novak, con 17 años, ocho meses y tres días. En 2004 ganó su primer torneo del circuito ATP al derrotar en la final de Sopot al argentino José “Chucho” Acassuso. Además, fue finalista en Auckland, mientras que ganó el título de dobles en Chennai, junto a Robredo. Además, fue el gran protagonista junto a Carlos Moyá en la consecución de la Copa Davis en la final disputada en Sevilla ante los Estados Unidos.
Sus récords: se coló en la final de Wimbledon y tuteó a Roger Federer. Hacía décadas que un jugador español no lo conseguía. Es el primer jugador desde Thomas Muster (1995) en ganar de forma consecutiva en Montecarlo, Barcelona y Roma y alcanzar la final de Roland Garros (Muster se llevó el título). Después de ganar en Montecarlo se convirtió en el segundo tenista más joven en levantar un Masters Series. En 2003, con 17 años, Rafael Nadal se metió en la tercera ronda de Wimbledon, igualando a Boris Becker en 1984. En la final de la Copa Davis de Sevilla pasó a la historia como el tenista más joven en ganar la preciada Ensaladera. Rafael Nadal es el campeón más joven en Montecarlo desde Mats Wilander en 1983. En 2002, con apenas 15 años, Rafael sumó su primera victoria ATP ante Ramón Delgado en el Open de Mallorca, tras recibir una wild card de la organización. Es el español más joven entre los diez primeros del mundo. Al ganar en Sopot (2004), logró ser el más precoz en levantar un título ATP desde que Lleyton Hewitt ganara en Delray Beach (1999). El español más joven en debutar en el equipo español de Copa Davis. Fue en la eliminatoria de Brno contra la República Checa. Uno de los quince jugadores que ha sumado cinco coronas ATP antes de cumplir los 20 años. Diez de esos quince jugadores acabaron siendo números uno. El primer “teenager” en lograr cinco títulos en una misma temporada desde que lo hiciera André Agassi en 1988. Un verdadero fenómeno.

 
 
¿QUE ES EL FENG SHUI?
 

En los últimos tiempos, esta disciplina oriental se extendió lejos de sus fronteras comunes y comenzó a despertar el interés de occidente traído de la mano de distintas personas con diferentes profesiones y niveles socioculturales. Tecnología, superpoblación y contaminación han alterado no sólo el medio ambiente, sino también, las emociones, la salud, y la armonía de todos los seres vivos. El feng shui nos llega de una época muy remota como una útil herramienta de la que nos podemos servir para bendecir, proteger y armonizar la energía vital que fluye de nuestro ser y se proyecta a nuestro espacio inmediato, en nuestra casa, y lugares de trabajo. Esta filosofía fue utilizada durante muchos siglos en China y el resto de Oriente, con el fin de ayudarnos a armonizar los espacios donde convivimos diariamente. Etimológicamente la palabra feng shui, significa “viento agua”. Donde “agua” hace alusión a la profundidad del espíritu y al punto de partida del desarrollo de la vida, y “viento”, expresa una fuerza en constante movimiento, que tiene la capacidad de movilizar, distribuir, exaltar y guiar a las fuerzas de la vida. Para simplificarlo la fuerza original donde surge todo en la creación. Esta energía se manifiesta en forma visible y en forma alegórica, en niveles distintos tanto en nosotros como en la naturaleza, esto lo deducimos introduciéndonos en el lenguaje simbólico de la cultura oriental.
Hay dos escuelas en la práctica del feng shui: la escuela de las formas y la escuela de la brújula. Cada escuela tiene a su vez varias denominaciones.
La escuela de la brújula: es conocida como la escuela de las direcciones y posiciones, se sirve de métodos analíticos y utiliza una brújula para encontrar la alineación en las construcciones y las áreas para establecer las relaciones existentes entre ellas. La escuela de las formas: utiliza métodos trascendentales y se basa en las formas naturales del lugar. La esencia de este método es la ubicación de la entrada vital o “boca del chi”, en construcciones o espacios estudiados, basándose enseguida en las líneas de armonía o campos de energía.
Para algunos feng shui es el arte de ubicar cada cosa en su lugar, generando la armonía con la vida y sus instrumentos, mediante un concepto integrador con visión holística. En la filosofía oriental, toda manifestación visible o invisible se origina en una cualidad dual esencial que se expresa como un todo absoluto y un nada absoluto. De la unión de estos polos surge el balance manifestado, en lo que nosotros conocemos como el “yin”, lado receptivo, femenino, complaciente y nutriente, negativo (no malo), pasivo, espiritual y profundo. Y el “yang”, lado activo, masculino, dominante y positivo. Cada objeto, situación o elemento se relaciona con estas cualidades duales. Por este motivo, manejando el conocimiento total  de esta filosofía y las herramientas como son los símbolos (esculturas, imágenes, velas, plantas, campanillas, talismanes daoístas, etcétera), tal vez tengamos otra oportunidad para armonizar nuestra vida y el entorno, quizá vinculándonos mas con la naturaleza y sus símbolos recuperemos nuestra naturaleza vital.

 
 
TENDENCIAS DE INVIERNO
 
 

Cómo prepararse exteriormente para afrontar con elegancia esta época del año? Para orientar a nuestras lectoras, entrevistamos a Inés Nieto, toda una autoridad en la materia, pues acredita una larga experiencia en el siempre difícil arte de adecuar la indumentaria de las argentinas a las tendencias internacionales imponiendo su reconocido sello personal. “En cuanto a colores –explicó en su coqueto local de Mansilla 2826– prevalecerá el azul en todas sus tonalidades, aunque el negro mantiene su preeminencia caracterizándose por su probada ductilidad. Y no desdeñamos el violeta, que se ubicó entre los preferidos al despuntar el otoño. Por otra parte digamos que el ‘animal printer’ se usará a rabiar tanto en prendas como en accesorios, esencialmente en zapatos y carteras. Con la única limitación de su gusto personal, las mujeres tendrán también la posibilidad de usar ropa de punto a toda hora del día. Para ‘abrigar’ las exigencias de la vestimenta diurna podrán optar por propuestas mayoritariamente realizadas en tejidos gruesos y lanas muy ‘souples’ y contarán con variedad de piezas que adicionarán glamour a sus salidas nocturnas”.
Inés menciona en la charla una novedad que crece en los últimos tiempos y que está logrando una formidable acogida entre sus clientas. “Para las fiestas observo una marcada preferencia de las chicas jóvenes por los vestidos cortos ‘minis’, quizá como un renovado tributo a la británica Mary Quant, aquella transgresora diseñadora de los años ’60. Esta tendencia incluye también a las novias, si bien en este caso debemos adicionarle la cola. Esto significa que los vestidos largos irán cediendo la posta y abdicarán de su prolongado reinado para que irrumpan con fuerza los vestidos corte Dior, es decir, de media pierna. La temporada incluye, además, transparencias y encajes en zapatos y botas, lo que ha potenciado la creatividad de los fabricantes argentinos. Y avanzan a paso redoblado los vestidos con mezcla de texturas. En cuanto a la bijouterie tenemos que pensar en perlas, cadenas largas, prendedores de flores con plumas o solamente con muchas plumas”. Referente obligado en vestidos de novia, madrinas, soirée, comunión y eventos especiales, Inés Nieto cuenta en su local con tarjetas de crédito y planes de pagos adecuados a cada presupuesto.
Y para conocer todos los detalles en cuanto a las tendencias en cortes y peinados, recurrimos al siempre eficaz asesoramiento de Andrea Vannucci, quien trazó un minucioso panorama sobre el tema: “Sigue el concepto natural, con iluminaciones, reflejos y colores no uniformes. Prevalecen los cortes sencillos, prácticos y personalizados. Menos rebajados, corto a lo largo pero más entero, facilitando el manejo diario. Bien humectado y con mucho brillo, recurriendo a cremas y ampollas una o dos veces por semana y recortes de puntas una vez al mes. En lo que atañe a peinados se siguen destacando los recogidos, con extensiones, rulos y lacios. Sobre colores digamos que resurge el perfil elegante y seductor con las variantes de reflejos en bases oscuras y claras, tonos rojizos, y rubios platinados. Estos tres tonos están inspirados en la onda retro de las décadas de 1960 y 1970”. El salón de Andrea Vannucci está ubicado en Medrano 1920,  frente a la plaza Güemes. Atienden de martes a sábados de 9:30 a 20 horas.

 
 
BUENOS AIRES SIN SECRETOS
 
 

GOL EN BARRACAS
El 2 de octubre de 1924, una multitud fue testigo de un hecho que se transformó en un hito del fútbol argentino y mundial. Cesáreo Onzari, puntero izquierdo que jugaba en Huracán, señaló un gol directo desde el tiro de esquina. Ocurrió en un partido amistoso disputado entre las selecciones de la Argentina y Uruguay, flamante campeón olímpico. La novedosa conquista dejó huella y, desde entonces, cada gol convertido como “Onzari a los olímpicos” pasó a denominarse en toda América y en algunos países de Europa gol olímpico. El clásico rioplatense acrecentó su fama luego de la consagración de los uruguayos en los Juegos Olímpicos de París. Apenas llegaron los campeones a Montevideo, se organizaron dos amistosos con la Argentina. El primero se jugó el 21 de septiembre en Montevideo y finalizó 1 a 1. Una semana después se disputó la revancha en Buenos Aires. La cancha de Sportivo Barracas, situada en la calle Iriarte entre Luna y Santa Elena, tenía capacidad para 40 mil espectadores. Pero la expectativa del encuentro superó todos los cálculos: se vendieron 42 mil entradas (35 mil populares a un peso y 7 mil plateas a tres pesos). Sumando los invitados, los socios y los “colados”, ese día convergieron 52 mil personas para La Nación y casi 60 mil para La Razón. El partido se inició con mucho público al borde de la línea lateral. Apenas iban cuatro minutos cuando el árbitro uruguayo Ricardo Vallarino decidió suspender el partido. Hubo incidentes y algunos heridos. Un bochorno. Se logró organizar el encuentro nuevamente para el jueves 2 de octubre y fueron tomadas varias medidas de seguridad. Entre ellas, cercar el campo de juego con un alambrado de un metro y medio de alto. Si bien ya existían varias canchas cercadas en el país y en Montevideo, desde entonces pasó a llamarse alambrado olímpico. Otra medida consistió restringir la cantidad de entradas y aumentar el precio: se vendieron 15 mil populares a 2 pesos y 5 mil plateas a 5 pesos. Finalmente se estimó en 30 mil a la cantidad de espectadores presentes en ese encuentro que sería memorable. Onzari, a los 15 del primer tiempo, anotó el mítico gol. Igualó Cea a los 29 y Tarasconi aumentó a los 8 minutos del segundo. Argentina ganó 2 a 1, pero el partido no terminó porque el equipo uruguayo se retiró faltando cuatro minutos. Los argentinos acusaron a los uruguayos por el juego brusco, del que fue víctima Adolfo Celli, quien sufrió fractura de tibia y peroné. Los orientales también se quejaron de la incultura del público argentino, que agredió a los jugadores con piedras y botellas. Héctor Scarone le pegó una patada a un policía y terminó en la comisaría. El diario La Nación logró la palabra del árbitro: “Tengo la seguridad de haber actuado a conciencia, en ningún momento dejé de cumplir mi misión en la forma en que entendía debía hacerlo. Prueba de ello, los goles que sancioné, el primero de los cuales directamente de un córner, aún cuando esa nueva disposición del reglamento oficial no nos ha sido comunicada a los referees de la Asociación Uruguaya de Football” (sic). La Razón le dedicó un párrafo especial asegurando que quince días atrás se sabía de la nueva reglamentación y que “esta sanción se ha producido en una oportunidad propicia y que será recordada siempre”. Lo cierto es que la regla fue modificada por la International Board el 14 de junio de 1924. Y que, según las investigaciones, el primer gol directo de córner se produjo el 21 de agosto en un partido de la segunda división de Escocia. Su autor, Billy Alston, no logró la trascendencia de Onzari. Y preferimos quedarnos con la leyenda de que el primer gol olímpico del mundo sucedió en Buenos Aires y más precisamente en Barracas.

RANAS Y QUEMA
Hay que tener acumulados unos cuantos años para recordar el Barrio de las Ranas. Para situarlo geográficamente tenemos que señalar a la avenida Amancio Alcorta por el norte, las vías de la que fue la Compañía General de Ferrocarriles por el sur, la calle Monteagudo por el oeste, en el propio Parque de los Patricios, y la calle Colonia por el este. Aspecto general más que lamentable: un conjunto de viviendas precarias construidas con envases de querosén y de nafta, llenos de tierra o extendidos y claveteados. A altura de la calle Luna había una laguna de grandes proporciones que, por supuesto, anegaba las zonas vecinas. Y pululaban las ranas, además de una amplia gama de insectos, roedores y reptiles. Grandes y chicos solían entretenerse cazando los batracios, a menudo recomendados por los grandes chefs. Algunos por diversión, pero muchos para comer o para negociar. A la zona se llamó también Barrio de las Latas y La Quema. Era un territorio de fragorosa convivencia entre raneros, quemeros y cirujas, quienes merodeaban por La Quema -por entonces vaciadero de la basura urbana- buscando desperdicios u objetos que tuvieran valor de reventa. A ellos hay que sumarles otros personajes como hampones, vagabundos y prostitutas. Un verdadero seleccionado de seres marginales, flor y nata del submundo. En la zona se concentraba buena parte de las crónicas policiales de comienzos del siglo XX, muchas veces con crímenes aberrantes. El barrio subsistió hasta 1910, cuando fue desmantelado por el gobierno. Algunos viejos vecinos cuentan que el operativo fue sencillo: enlazaron todas las chozas haciendo que los caballos tiraran del lazo. A partir de entonces, aunque los cirujas siguieron su recorrida por el Barrio de las Latas, fue perdiendo el rótulo de impenetrable, de peligroso, de barrio oculto. Los raneros, como cortesía del intendente de la época, fueron alojados en un galpón abandonado de la antigua jabonería Seeber. Con cierta ironía, este lugar comenzó a ser llamado “El asilo policial”.

PUBLICIDAD EN COLECTIVOS
El 3 de noviembre de 1936 se autorizaba la colocación, en el ómnibus 174 de la línea No 50, de un aparato denominado “fotoliptófono”, que un tal Emilio Boullosa, propietario de la Empresa de Publicidad “Satélite” promovía para propalar frases de publicidad oral, cediendo con “carácter exclusivo a la Municipalidad de Buenos Aires, cuatro de las doce frases que contiene la página sonora de cada aparato”, frases que se emitirían cada dos minutos y cuya duración no podría ser mayor de doce segundos, sin trascender fuera de los coches. Se trataba, con las variantes de la época, algo similar a la publicidad visual electrónica que hoy se ofrece en algunas líneas de colectivos.

PERMISO PARA DISFRAZARSE
Pícaros y vivillos hubo en todas las épocas. Y parece que los carnavales eran propicios para su irrupción en las calles porteñas. Edictos policiales de la década de 1920 lo corroboran, pues penaban a quienes fueran enmascarados a una fiesta sin autorización de la comisaría. Sucedía que en las fiestas carnestolendas la gente usaba máscaras y uno de los disfraces más populares era el de Dominó, consistente en una gran capa con capucha y antifaz. Algunos aprovechaban el anonimato para robar e incluso estaban los que se disfrazaban de equilibristas y hacían pirámides humanas para treparse a los balcones para ingresar en las viviendas. La autorización policial era una forma de control. Quienes la obtenían debían colocarse una medalla en un lugar visible. Otro edicto prohibía tocar silbato por la calle.

REGLAMENTO PARA BAÑISTAS
“Los bañistas deben usar un traje de baño en buen estado, proveerse de toalla y no permanecer en el agua más de media hora”. Esto lo establecía un reglamento de 1923, que regulaba los comportamientos aceptables en el Balneario Municipal de la Costanera Sur, situado donde hoy localizamos la Reserva Ecológica. Había sido inaugurado cinco años antes, durante el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen. Varones y mujeres se bañaban, espigón de por medio, después de cambiarse en alguna de las doscientos cincuenta casillas individuales que había en el muy frecuentado paseo. La gente iba muy bien vestida al balneario y no tomaba sol porque en esa época la blancura de la piel era un parámetro de belleza.

PALOMAS CON LEYENDA
La pluma magistral de Pablo Picasso nos hizo creer que todas las palomas son tan blancas como puras e inofensivas. Craso error. Las domésticas que habitan Buenos Aires son menos ideales: ensucian y corroen fachadas de edificios y monumentos, transmiten enfermedades y promueven el cultivo de insectos entre sus desechos. Lejos de tratarse de una población estable, estas aves de color gris azulado, que pesan alrededor de medio kilogramo, son muy prolíficas: ponen entre dos y cuatro huevos dos veces al año. Cada vez hay más y deambulan sin enemigos a la vista, ya que no hay aves de rapiña por estas costas. Sobre cómo llegaron a la ciudad hay una leyenda que Germinal Nogués relata en su libro “Buenos Aires, ciudad secreta”. Dice que en los años treinta, Benito Costoya, un humilde jubilado que vivía en la Costanera Sur, se dedicó a criar palomas. En pocos años reunió más de cinco mil. Las aves obedecían a las órdenes de su silbato: una señal para comer, otra para salir, otra para volver. Un amigo le propuso que mostrara su espectáculo en la Plaza de Mayo. La idea consistía en que el hombre se ganara unos pesos con esta demostración. Y allí fue varias veces con su show a cuestas. Tiempo más tarde, cuando en 1934 el Congreso Eucarístico Nacional se reunió en Buenos Aires, Costoya pintó a las palomas de amarillo y blanco (los colores del Vaticano) y las soltó en al altar que se había montado en el Monumento a los Españoles. El jubilado murió en 1937 y las palomas, que habían conocido la Plaza de Mayo, volvieron a un lugar que les parecía seguro. Y ésa parece ser su morada más perdurable. Al menos conforman un ícono de la metrópoli y no es casual, entonces, que unos cuantos vendedores de maíz se repartan el negocio para regocijo de chicos, grandes y de muchos turistas entusiastas que se pliegan a la costumbre de alimentarlas.

ROSAS SIN CALLE
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no existe ninguna calle que lleve el nombre de Juan Manuel de Rosas. La manera más fácil de explicar esta omisión es que en la larga disputa que hubo entre federales y unitarios a mediados del siglo XIX, ganaron los unitarios, quienes le trasladaron a Domingo Faustino Sarmiento y Bartolomé Mitre –dos de sus acérrimos enemigos– la responsabilidad de escribir “la historia oficial”, que obviamente no fue benévola con el llamado Restaurador de las Leyes. En el siglo XX surgieron otros historiadores que intentaron rescatar su figura y lo lograron a medias. No es fácil defender a un líder sanguinario, aunque sus opositores también lo fueran. Ya se sabe que la historia, por lo general, la cuentan los vencedores. Sin embargo, si nos remitimos a la legalidad, elnombre de la actual avenida Monroe debería ser Brigadier General Juan Manuel de Rosas, pues así lo estableció la ordenanza número 29.905/74, dictada durante la gestión del intendente peronista José Embrioni, aunque por el decreto número 165/76, el gobierno militar dejó sin efecto esa ordenanza sancionada en democracia y volvió a llamarla Monroe. Antes, en el proyecto de traza original del 6 de diciembre de 1855 se la denominó Saavedra

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Andrés Salazar

 

 
EL AMOR EQUIVOCADO
 

No le pasa sólo a las mujeres, también ellos caen en la trampa sentimental de enamorarse de una persona atractiva, pero detestable. Según algunos investigadores, la dama seductora que actúa con absoluto desdén hacia el hombre que la ama, riéndose de sus emociones, atreviéndose a los escotes y los tajos provocativos, despidiéndose sin prejuicio y “en primer lugar” después de un encuentro amoroso, y despertando sospechas con respecto a su fidelidad, cautiva al sector masculino. Las causas motivadores de este hechizo son la falta de compromiso (nada de planes para el futuro), las sorpresas que provocan su desinhibición (aumenta la adrenalina), la competencia con amigos que la encuentran despampanante (“¡soy un ganador!”) y el secreto inconfesado de que un gran amor la cambiará (sensación de omnipotencia). De todos modos, será una relación de tránsito. Pero admitamos que las mujeres somos más propensas a mirar con buenos ojos,  al malvado que nos regala el privilegio de elegirnos entre sus múltiples admiradoras. Un estudio realizado por Peter Jonason, de la Universidad Estatal de Nuevo México, Estados Unidos, alecciona sobre el tema. Se comprobó que los varones que presentan la llamada “tríada oscura” (acendrado amor por sí mismo, compulsión por el riesgo y conducta manipuladora) tienen mayor cantidad de parejas presentes y sucesivas, pero en aventuras breves.
Otra investigación llevada a cabo por David Schmitt, de la Universidad de Bradley, Illinois, Estados Unidos, determinó que las mujeres prefieren a los hombres que presentan, precisamente, esta “tríada oscura”. Se trata de un hecho universal, extendido a todas las culturas. También concluyó, por fortuna que, en el momento de elegir al señor con el cual casarse, ellas prefieren, en su mayoría, al de características bondadosas y capacitado para demostrar su cariño. Esto no ocurre siempre, y están las que se arriesgan a unirse a un amor equivocado. Se adhieren, sin saberlo, a la teoría freudiana que sostiene que las mujeres buscan casarse con su padre, para después transformarlo en su hijo, y educarlo de acuerdo su gusto.  Pensar “conmigo cambiará” es uno de los desatinos más frecuentes. Y es así, como se forman hogares donde la violencia, física o psicológica, se instala, aunque envuelta en el silencio. La enamorada de un ser bravucón, pero cautivante, se queda fijada en la figura de aquel hombre que un día le confesó su amor en una escena romántica, y olvida (o hace que olvida) sus desapariciones, engaños, indiferencias y traiciones, formas indudables de maltrato.
La tendencia a elegir a un hombre con características tenebrosas, se relaciona a cierta necesidad de protección y seguridad que, esta tipología masculina, promete y hasta cumple en una primera aproximación. Tanto las telenovelas como las películas, y hasta los libros de autores prestigiosos, presentan personajes dominantes que subyugan porque son poderosos y, a la vez, derrochan una intensa ternura. Desde ya, no es la mujer la responsable del desacierto. Contará con el apoyo de sus prójimos,  ese crédulo ser que actuó de buena fe, aceptando embustes como promesas de dicha, fábulas como historias de pasión, ficciones como planes futuros. Aceptemos, que si se pertenece al porcentaje que optó por uno de los peores ejemplares de la especie, la posibilidad de modificarlo es una quimera. Habrá que apartarse, sin dubitaciones ni revisiones ni lamentos. En este caso, el no definitivo, no es una ofuscación, sino el retorno a la esperanza, sin la cual, la existencia puede transformarse en un infierno.

 

 
CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
 

A las 11:30 del 30 de junio de 1969, el presidente Juan Carlos Onganía estaba reunido con Nelson Rockefeller, enviado del presidente Richard Nixon, cuya visita generó ostensibles señales de repudio. Había transcurrido un mes desde el estallido del “Cordobazo” y el país estaba en vilo intuyendo que se avecinaban días complicados. Mientras tanto, en su despacho de la Unión Obrera Metalúrgica, en La Rioja 1945, Augusto Timoteo Vandor conversaba telefónicamente con el doctor Antonio Cafiero. De pronto, unos fuertes gritos que provenían de la planta baja del local sindical lo indujeron a despedirse apresuradamente de su interlocutor. Salió al pasillo a ver qué estaba ocurriendo. Como toda respuesta recibió cinco disparos. Un comando había copado la sede de la UOM con la única consigna de terminar con su vida. Y lo habían logrado.
Exactamente hace cuarenta años, Vandor, apodado “El Lobo”, era un personaje medular. Hijo de un matrimonio de campesinos franceses, había nacido en un pueblito entrerriano llamado Bovril en el año 1923. A los 17 años se incorporó a la Armada como suboficial. En 1947 comenzó su adhesión al entonces incipiente peronismo. Pidió la baja como cabo primero maquinista y comenzó su militancia. En 1950 trabajaba como obrero en la empresa Philips, en la que fue nombrado delegado. Precisamente fue en esa fábrica donde recibió el apodo que llevó a lo largo de su existencia. Según el relato de allegados, una tarde, él y quien sería su esposa, Elida María Curone, también empleada de Philips, con quien se casaría en 1963, salieron abrazados: “Ahí se va El Lobo con su Caperucita”, dijo un compañero y presuntamente aludía a una caperuza de color rojo que ella usaba a menudo. Pero para muchos lo de “Lobo” fue a causa de su personalidad. Era un hombre alto y de sonrisa difícil. Y como el mamífero se ensañaba con sus adversarios siguiendo fidelidad a su estilo: golpear y negociar para volver a golpear.
Cuando sobrevino el golpe de estado que derrocó a Perón, los militares de la Revolución Libertadora decidieron encarcelarlo durante seis meses. A partir de 1958 su figura comenzaría a cobrar notoriedad. Arturo Frondizi había ganado las elecciones y, entre sus primeras medidas, sancionó la ley 14.250 de asociaciones profesionales, que facilitó el retorno peronista a la conducción de los grandes gremios. Esta ley había sido pactada previamente entre el presidente derrocado, por entonces exiliado en Caracas, y Rogelio Frigerio en representación de Frondizi. En poco tiempo, Vandor escaló posiciones hasta convertirse en secretario general del entonces sindicato más poderoso del país, en el líder de las llamadas 62 organizaciones gremiales peronistas y, por carácter transitivo, en el hombre más influyente de la Confederación General del Trabajo, con profunda gravitación en todos los asuntos políticos y sociales de la Argentina.
Al llegar 1959, el gobierno de Frondizi entró en crisis. El modelo desarrollista, que había comenzado con un fuerte impulso, comenzó a diluirse. Jaqueado por los militares, que no veían con buenos ojos a varios de los integrantes de su equipo más cercano, entre los que estaba precisamente Frigerio, el presidente dispuso sustanciales cambios en su gestión. Una de ellas permitió el arribo al Ministerio de Economía del ingeniero Alvaro Alsogaray, respaldado por los uniformados y por los grupos de poder que alentaban variantes en el rumbo económico. Alsogaray concretó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional e impuso un severo plan de ajuste que, por supuesto, afectó principalmente a los trabajadores. La respuesta del movimiento obrero no se demoró y los conflictos arreciaron. Los metalúrgicos iniciaron una huelga que se prolongó durante más de un mes paralizando uno de los sectores más dinámicos de la economía nacional. Un funcionario del Ministerio de Trabajo, Rubens San Sebastián, fue comisionado por Frondizi para alcanzar un acuerdo y lograr que se levantara la medida de fuerza. En el encuentro se pactó un aumento salarial a cambio de pérdidas en ciertos derechos laborales y el compromiso de un aumento de la productividad. Luego de la firma del convenio que puso punto final al conflicto, se expandió el rumor de que “El Lobo” había recibido una suculenta cantidad de dinero “en mérito” a su gestión para allanar diferencias. Aunque jamás hubo certezas al respecto, el estilo de vida de Vandor comenzó a experimentar notorias variantes. Ejemplo: de espectador y apasionado habitué de los hipódromos, donde apostaba módicamente, se convirtió en propietario de caballos de carrera.
Mientras duró el mandato de Frondizi, la posición de Vandor fue alternante, pasando del apoyo o el ataque frontal conforme a sus intereses. Al llegar 1963, ya con Arturo Illia en la Casa Rosada, su protagonismo fue en aumento y se convirtió en el ideólogo del enfrentamiento más feroz contra un gobierno democrático al lanzar un “plan de lucha” que tuvo como eje la ocupación de más de diez mil fábricas. Otra de sus ideas, ya decidido a boicotear la gestión del médico nacido en Pergamino, consistió en arrojar miles de tortugas por la calle Florida, un sarcasmo que pretendía poner en evidencia la supuesta lentitud del gobierno radical. El curioso episodio fue potenciado por la prensa, que contribuía a debilitar a Illia y había establecido una alianza virtual con el aparato sindical y los siempre acechantes militares de entonces.

FRUSTRADO “OPERATIVO RETORNO”
Hacia fines de 1964 fue el gran impulsor del llamado “Operativo Retorno”, que proponía el regreso de Perón a la Argentina desde su exilio español. Precisamente Vandor fue quien dirigió una comisión creada a tal efecto, en la que participaron varios dirigentes peronistas. El 2 de diciembre, el vuelo partió desde Madrid acompañando al ex presidente, pero el operativo se truncó en el aeropuerto de Río de Janeiro, cuando el gobierno brasileño, siguiendo instrucciones de sus pares argentinos, ordenó el regreso a España de la comitiva. En el entorno del líder justicialista comenzó a intuirse que todo se había tratado de una maniobra urdida por el propio Vandor, resuelto a demostrar que el regreso era imposible y que había llegado la hora de pensar en un nuevo peronismo, prescindiendo del exiliado. “El Lobo” se reservaba para sí mismo el liderazgo de ese neo-peronismo en ciernes. El vínculo entre Perón y Vandor ingresó a partir de ese momento en una etapa crítica, con puentes que comenzaron a dinamitarse día a día. A diez años de su derrocamiento y consciente de que había llegado el momento de escarmentar a quien osaba opacarlo, el general decidió jugar una carta decisiva. La encargada de poner las cosas en su lugar fue Isabel, ya convertida en su esposa, quien viajó en octubre a la Argentina con el propósito de bendecir a los candidatos digitados desde la capital española y, por ende, repudiar a los vandoristas. El semanario Primera Plana, dirigido por Jacobo Timerman, sintetizó el escenario en su portada con una pregunta que no admitía dudas: ¿Vandor o Perón? Por esa época, el vandorismo era una institución, casi un partido dentro del Partido Justicialista. Sinónimo de poder sindical para unos o de burocracia sindical y matonismo para la izquierda que más tarde se nuclearía en lo que se llamó “La Tendencia”. Preocupado particularmente por los comicios provinciales en Mendoza, previstos para 1965, Perón decidió que resultaba imprescindible neutralizar al sindicalista que estaba concentrando cada vez más y más poder. El hecho es que “El Lobo” dio su apoyo a Alberto Serú García en aquellos comicios mendocinos mientras Perón mantenía silencio. Pero, de pronto, apareció un disco en manos de Isabel con el nombre del candidato de Puerta de Hierro: Roberto Corvalán Nanclares. Ganó el conservadorismo mendocino, segundo entró el candidato de Perón, tercero fueron los radicales y cuarto el hombre al que Vandor había dado su expreso apoyo. Muchos pensaron que su estrella se había apagado para siempre. Pero simplemente se recluyó por un tiempo.
El triunfo de “los peronistas de Perón” aceleró el proceso de descomposición. En enero de 1966, Vandor sufrió un atentado del que salió ileso mientras disfrutaba de una jornada turfística en el paddock de San Isidro. El hecho dio lugar las más diversas versiones, aunque quedaba claro quién había sido el autor intelectual, sobre todo porque circulaba una carta que Perón le había enviado a José Alonso, secretario general de la Asociación Obrera Textil y rival de Vandor en la CGT. El texto era contundente: “El enemigo principal es Vandor y su trenza. Hay que darles con todo y a la cabeza, sin treguas ni cuartel. Su acción fue de engaño, doblez, defección, satisfacción de intereses personales y de círculo, desviación, incumplimiento de deberes, componendas, acomodos inconfesables, manejo discrecional de fondos, putrefacción, traición, trenza. Por eso yo no podré perdonar nunca, como algunos creen, tan funesta gestión. En política no se puede herir, hay que matar, porque un tipo con una pata rota hay que ver el daño que puede hacer Deberá haber solución y definitiva, sin consultas como ustedes resuelven allí. Esa es mi palabra y ustedes saben que Perón Cumple”.
En el primer semestre de 1966 se sucedieron los enfrentamientos internos en el sindicalismo peronista y en el seno de la propia UOM, enrareciendo aún más el clima. El 13 de mayo de ese año comenzó a sesionar en Avellaneda el Congreso Nacional del gremio. Aprovechando un cuarto intermedio, los principales dirigentes metalúrgicos, entre ellos Vandor y su segundo, Rosendo García, se reunieron a tomar algo en un bar de la zona. A pocos metros de ellos, en otra mesa, se reunían los delegados del peronismo revolucionario Domingo Blajaquis y Juan Salazar. Pasaron de los insultos a las agresiones físicas. Vandor lo miró a García y le dijo: “Atrás hay cuatro tipos que no me gustan nada”. Rosendo se dio vuelta y justo observó que uno de los cuatro sacaba un revólver. Del grupo de Vandor partieron varios disparos. Cuando pasó la confusión y retornó la calma tres cadáveres yacían en el suelo de la confitería Real: el de Blajaquis, el de Salazar y el de Rosendo García. Según la versión vandorista Rosendo García alcanzó a decir, tendido en el piso de su muerte: “Tené cuidado, Augusto. Te la quieren dar con todo. A mí ya me la dieron...” Sin embargo, el escritor Rodolfo Walsh en su célebre ensayo “¿Quién mató a Rosendo?” responsabiliza a Vandor por todas las muertes, incluyendo la de García. El informe de Walsh estaba avalado por pericias balísticas que el expediente judicial no tuvo en cuenta al declarar al “Lobo” libre de culpa y cargo.

EL PRINCIPIO DEL FIN
Al promediar junio de 1966 la caída del gobierno de Illia parecía inminente. Acosado por las huelgas, las presiones de los grupos de poder que censuraban sus políticas progresistas expresadas en el considerable aumento de los presupuestos de salud, educación y acción social y una prensa mayoritariamente hostil que alentaba el golpe de estado, el gobierno de Illia fue finalmente derribado en la madrugada del 28 de junio.
Entre los que anunciaban el golpe estaba Vandor. No justamente por poseer dotes parapsicológicas o por ser adicto a las predicciones, sino por ser uno de sus actores protagónicos. En ese contexto, no sorprendió a nadie cuando se lo vio, vestido de traje y corbata, en la ceremonia de asunción del general Onganía. Allí le expresó a la prensa su satisfacción por las buenas intenciones del flamante presidente para con el movimiento obrero organizado, comentario que consolidó las conjeturas sobre un eventual encuentro previo. El estilo de conducción que había consolidado Vandor, mezcla de actitudes negociadoras, dictatoriales, a menudo extremadamente férreas y a veces ambivalentes, fueron generando un núcleo opositor que no vacilaba en expresar su disconformidad, particularmente porque se ponía en evidencia que los disconformes eran excluidos de la participación sindical, entre otras “medidas ejemplares”.
A esta altura de los acontecimientos no eran pocos los peronistas que habían pensado en matar a Vandor. Los que tomaron la iniciativa fueron ocho militantes del peronismo revolucionario que más tarde formarían la organización político militar “Descamisados”. La decisión se tomó en septiembre de 1968 cuando las seccionales vandoristas, en connivencia con las patronales, hicieron fracasar la huelga petrolera de Berisso y Ensenada. El proyecto quedó bautizado como “Operativo Judas”. En marzo de 1969, el grupo quedó reducido a cinco militantes que comenzaron a evaluar la forma de ingresar a la sede de la UOM en Parque de los Patricios, considerada inexpugnable, pues era custodiada por unos veinte guardaespaldas especialmente seleccionados por el secretario general. Durante más de tres meses el grupo se concentró en la logística y estudió las entradas y salidas, el movimiento de vehículos y los horarios de Vandor. También usaron esos meses para conseguir las armas: cinco ametralladoras calibre 22, dos pistolas calibre 45, un revólver 38, otro calibre 32 y dos pistolas 22 y tres kilos de trotyl por si no localizaban rápidamente a Vandor y los urgía volar el edificio. El grupo mantuvo en absoluto secreto sus planes por razones de seguridad y, además, porque recordaban que dos intentos anteriores de acabar con la vida del dirigente sindical habían fracasado porque “El Lobo” se enteró a tiempo y pudo negociar con los implicados.
A fines de mayo de 1969, la capital cordobesa fue sacudida por un estallido que unió a dirigentes sindicales combativos y a los estudiantes. El “Cordobazo” estremeció al país e hirió de muerte al gobierno militar. En un gesto impensado, Augusto Timoteo Vandor adoptó una actitud entre distante y casi condenatoria de ese movimiento que contó con un notorio apoyo popular. El 5 de junio, en un escueto comunicado, hacía un llamado al respeto por las fuerzas armadas y exhortaba a la unidad del pueblo y el ejército. Fue la frutilla del postre. El “Operativo Judas”, aun con fecha incierta, se aceleró. Cuatro integrantes del grupo se concentraron a las ocho de la mañana del 30 de junio de 1969 en el lugar acordado con la idea de llegar a la UOM a las 10 en punto. Pero problemas con el motor del auto asignado a la tarea retrasaron la partida. El quinto integrante, encargado de relevar la llegada de Vandor, esperó impaciente en Parque de los Patricios por más de una hora, ajeno al incordio que demoraba a sus compañeros. A las once y treinta apostaron el auto estacionado a la vuelta de la entrada principal de la sede gremial. A los que fueron reducidos en la planta baja se los puso con la cara hacia el piso a un costado de la escalera. Los tres de arriba ya no tenían nada que disimular y preguntaban a los gritos: “¿Dónde está Vandor?” Mientras tanto, el “Lobo” seguía una conversación telefónica con Antonio Cafiero. Vandor, en su último acto, le había comunicado al dirigente peronista que “su” CGT mantenía excelentes relaciones con el gobierno y no adhería al paro. Los atacantes comenzaron a inquietarse abriendo todas las puertas que encontraban a su paso. En la planta alta había dos vestíbulos con bastante gente: unos treinta en total. A todos se los puso contra la pared para que no identificaran a los agresores. El grupo seguía abriendo puertas buscando a Vandor y cuando se dirigía a una aun cerrada, se abrió y apareció el “Lobo”, atraído por el griterío. Alcanzó a preguntar “¿qué carajo pasa?” y vio que lo apuntaba una pistola 45 a tres metros de distancia. Ya no tuvo dudas de que estaba sentenciado. Levantó los brazos como para cubrirse y recibió dos impactos en pleno pecho. Al girar recibió otro debajo del brazo y cuando cayó al piso recibió dos más en la espalda. Se desplomó en la antesala de su despacho y un integrante del grupo le colocó una bomba bajo su escritorio. El comunicado por el cual el grupo operativo responsable del asesinato se adjudicaba el hecho, fue dado a conocer casi dos años después del atentado, el 7 de febrero de 1971. Según sus autores la demora se debió a que “el ENR resolvió no hacer propaganda sobre el Operativo Judas hasta no disponer de una fuerza suficiente para garantizar la continuidad de su acción. Alcanzado este objetivo decide hacer público el presente comunicado: Siendo las 11:36 del 30 de junio de 1969, el Comando ‘Héroe de la Resistencia Domingo Blajaquis’, del Ejército Nacional Revolucionario que ocupó el local de la UOM, sito en la calle La Rioja 1945, cumpliendo el ‘Operativo Judas’, procedió al ajusticiamiento del traidor Augusto Timoteo Vandor, complementando la acción con la voladura parcial del edificio para no afectar fincas vecinas”. El comunicado concluía diciendo: “Para los Judas no habrá perdón. Elijan libremente todos los dirigentes sindicales su destino. Viva la Patria”.
En la misma tarde del 30 de junio de 1969, el gobierno decretó el estado de sitio y aprovechó la ocasión para intervenir la mayoría de los gremios de base de la combativa CGT de los Argentinos. Hubo detenciones masivas de militantes opositores y dirigentes obreros, entre ellos Raimundo Ongaro. Años más tarde, en enero de 1973, Perón le contó al diario peronista Mayoría que había mandado a llamar a Vandor en abril de 1969, y le había advertido que lo iban a matar. Decía Perón: “Yo le dije: a usted lo matan; se ha metido en un lío que a usted lo van a matar. Lo mataban unos o lo matan otros, porque él había aceptado dinero de la embajada americana y creía que se los iba a fumar a los de la CIA. ¡Hágame el favor! Le dije: ahora usted está entre la espada y la pared: si usted le falla al Movimiento, el Movimiento lo mata; y si usted le falla a la CIA, la CIA lo mata. Me acuerdo que lloró. Le dije usted no es tan habilidoso como se cree, no sea idiota, en esto no hay habilidad, hay honorabilidad, que no es lo mismo”.
El día que asesinaron a Vandor se cruzó un límite en la Argentina. Era el primer eslabón de la larga cadena de magnicidios políticos impunes que aprisionó al país durante las décadas siguientes. El 11 de julio de 1972, la Justicia sobreseyó la causa, sin poder encontrar ningún culpable. La Cámara confirmó el sobreseimiento el 5 de septiembre. Pero si hubiera habido algún culpable, se habría acogido a la amnistía dictada el 25 de mayo de 1973. En el número de la revista El Descamisado del 26 de febrero de 1974 se relató, exaltándola, la acción que segó la vida de “El Lobo”. Se abrió una nueva causa, ahora por apología del crimen, que también fue sobreseída. La víctima, mientras tanto, inauguró un estilo de conducción y una manera de vivir que luego fue emulada hasta el hartazgo por otros dirigentes sindicales, muchos de los cuales –incluso los actuales– pueden considerarse “alumnos ejemplares” que superaron con creces las enseñanzas recibidas.

 
Su DESTINO en el HOROSCOPO
 

Aries: Este mes las posibilidades de solucionar cualquier asunto legal o laboral serán muy importantes y les aportará una fuerza impresionante. Muy buena etapa para el amor y para todos los asuntos del corazón. Profundicen el diálogo con sus hijos. Estarán algo analíticos con las personas relacionadas a su entorno.

Tauro: Centrarán su atención en la pareja. Se mostrarán muy armoniosos y equilibrados en cuanto al amor. Otro aspecto importante a nivel personal será la toma de decisiones con respecto a su vida familiar. En lo profesional o laboral obtendrán excelentes resultados porque pondrán la cuota de responsabilidad que les corresponde antes de dar cada paso.

Géminis: Tendrán mucha inspiración que puede transformarse en algo mágico con respecto a sus relaciones afectivas. Vivirán una etapa de encuentros formidables con el amor.  Disfrutarán de mucho tiempo en compañía de sus amigos prefiriendo los encuentros que apunten a dejarles algo más profundo que el mero pasatiempo.

Cáncer: La tenacidad será inquebrantable. Muy buena etapa para que puedan desarrollar un camino colmado de éxitos. Los cambios que se avecinan serán profundos y las posibilidades de incrementar el poder de decisión en el ámbito laboral se acrecentarán adquiriendo un mejor dominio de las tareas. Eviten las especulaciones en torno de sus afectos.

Leo: Se destacan más cuando pueden lucir su ingenio ante un grupo ya sea de amigos o compañeros. Estarán muy enérgicos, con mucha audacia y optimismo. Tendrán el empuje necesario para vivir y obtener lo que desean. En cuanto a la pareja pongan más comprensión. Por el lado laboral no les faltarán ofertas y posibilidades.

Virgo: Período de selección buscando realmente lo que más les conviene. Llegó el momento de pensar en los afectos. Surgirán numerosas oportunidades de dar con la persona que deseaban con la que vivirán un romance pleno de pasión y ternura. Momentos propicios para cancelar trámites judiciales.
Libra: Se inclinarán hacia el hogar y la familia. Hay mucho dinamismo puesto en el trabajo y esto ayuda a destrabar algunos problemas que venían complicándolos. Comienzan a definirse esos deseos muy íntimos que están buscando en el amor. Pongan más entusiasmo y comprensión con sus seres queridos.

Escorpio: Fuerte necesidad de expansión que se refleja en viajes o inquietudes que, simultáneamente, pueden generarles ansiedades desmedidas. Es un buen momento para iniciar algo que venían programando con respecto al amor. Definiciones favorables en el área económica.

Sagitario: Profundos cambios en el plano social y espiritual. Habrá una gran necesidad de renovación y deseos de dejar atrás el pasado. En la pareja vivirán momentos de entendimiento. Socialmente asistirán a lugares que los ayudarán a recrearse y conocer gente nueva con las que podrían iniciar atractivos proyectos.

Capricornio: Comienzan a resolverse viejos problemas del hogar. Deben actuar con mucha cautela y programar sus actividades antes de actuar. Se percibe un intercambio entre amigos y compañeros que benefician notablemente su actividad laboral. También en el terreno sentimental se verán gratificados por la pareja o por sus seres queridos.

Acuario: Etapa de inestabilidades en materia afectiva. Deben actuar con reflexión y equidad especialmente con gente de su entorno. En el trabajo van a producirse algunas alteraciones y ciertas disconformidades, pero si recurren al optimismo y la inspiración sobrellevarán los cambios con serenidad.

Piscis: Comienza una etapa de diversas posibilidades tanto laborales como en el plano afectivo. Económicamente pueden producirse algunas restricciones que irán superando antes de llegar la primavera. Su mentalidad, favorecida por ideas brillantes, aportará las soluciones más efectivas.

 
 
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